martes, 24 de julio de 2012

Desnudo

Es raro que a estas horas no haya nadie, pero casi mejor, así puedo relajarme tranquilo. Joder, qué bien le sientan las burbujas del jacuzzi a mi espalda...

Relajado, apoyó la cabeza en el borde del jacuzzi y cerró los ojos, olvidándose de todo y de todos, concentrado en las sensaciones del agua caliente y las burbujas sobre su piel. Sólo el ruido de la puerta le distrajo un momento. Entreabrió los ojos y vio a una mujer cubierta con una de las toallas que facilitaban en recepción, que entraba tímidamente y se quedaba parada al verle.

¡Mierda, hay gente!. Jo, y precisamente un tío. Tenía que haber preguntado si había sesiones sólo para mujeres. ¿Y si vuelvo otro día? 


Avanzó hacia una de las hamacas, con las brazos cruzados sobre el pecho, sujetando con firmeza la toalla que le cubría el cuerpo como si fuera su única defensa contra el mundo. Y en parte, lo era.

Novata. Sólo hay que ver como se tapa pudorosamente con la toalla. Yo creo que no va a ser capaz de atreverse y dará media vuelta. Tres, dos, uno...


Se incorporó un poco dentro del jacuzzi para observar mejor a la recién llegada y sus reacciones. Tenía un rostro agradable y la humedad del ambiente, comenzaba a ondular su cabello en unos remolinos muy graciosos. No sabía muy bien si era por el calor o por la vergüenza, pero sus mejillas estaba sonrosadas y le daba un aspecto simpático.

¿Por qué me mira? ¿No eran mucho más respetuosos que el resto...? ¿Quién me mandará a mí meterme en estos berenjenales? Con lo bien que me lo paso yo en un SPA normal. Estoy por irme a mi casa.  Pero he venido hasta el culo del mundo, me he gastado una pasta en el taxi y en la entrada y...¡De perdidos al río!. 

Sin pensarlo, dejó caer la toalla sobre la hamaca, quedándose como Dios la trajo al mundo. Bueno, no exactamente, con unas cuantas marcas corporales más que delataban el paso del tiempo y los estragos de la "vida moderna". Al pensar en ello, hizo el ademán de cubrirse con la mano pero detuvo el gesto y se relajó. Si había decidido ir hasta allí...

¡Anda, se atrevió! Me gustan las chicas valientes...

Le dirigió una sonrisa.

 Me ha sonreído. ¿Le gusta lo que ve? ¿No le gusta lo que ve y se ríe de mí? Sin gafas no veo un pimiento. ¡Coño, ni que él fuera George Clooney!. Aunque tiene una sonrisa bonita...

Algo molesta, pasó por la ducha. Si te gusta, toma ración de vista. Y si no, pues mira para otro lado... El primer chorro de agua fría le cortó la respiración, pero poco a poco, notó como como los nervios, los temores, se iban diluyendo bajo el agua. Como siempre le sucedía. Al salir, más relajada, se acercó al jacuzzi.

Él observaba como se duchaba. No tenía un cuerpo espectacular, pero había algo en ella... Quizás los remolinos simpáticos o las muecas que hacía con el agua fría.
- Hola - sonrió tímidamente al bajar las escaleras del jacuzzi.
- Hola - Él le devolvió la sonrisa - ¿Primera vez por aquí? - ella se sonrojó un poco y se introdujo rápidamente en el agua - Es normal el corte la primera vez. Tranquila. Me llamo Roberto.
- Yo soy Paula. Encantada. Sí, mi primera vez. No sé muy bien que hago aquí.
- Probar una experiencia nueva. Relájate y disfruta...

Se sonrieron y comenzaron a charlar. Paula descubrió que le resultaba sencillo charlar con él, como si pasado el primer momento de vergüenza, desprenderse de ciertas cortapisas mentales fuera tan sencillo como desprenderse de la toalla. Sólo una cuestión de elección. Roberto se dio cuenta de que disfrutaba charlando con ella y con la forma en que le miraba a los ojos, atenta a lo que decía, con ese ligero fruncir de ceño de concentración.


Siguieron juntos realizando el circuito de aguas y al acabar, se fueron a tomar algo a una cafetería cercana, para charlar y compartir silencios. Antes de despedirse, se intercambiaron los teléfonos.

En el taxi, camino de su casa, Paula recordaba las palabras de Roberto. "Una experiencia nueva". Pero que nada tenía que ver con el placer sensual del agua sobre su piel, sino con el juego de descubrir a alguien, sin miedos, con cierta inocencia infantil.

Un whatsapp de Roberto le arrancó de sus pensamientos. Comenzó a escribir, relajada, dispuesta a disfrutar de la experiencia.

2 comentarios:

Fran dijo...

Es raro, pero me gusta. Mucho más que el artículo del incidente. Además, en algunas reacciones de Paula, te veo dibujada claramente.

Turulato dijo...

Un canto a la esperanza