sábado, 9 de abril de 2011

¿Por qué a mí?

Cuando era pequeña, escuché muchas veces que tengo cara de niña buena y formal.
Cierto es que era bastante tranquila, aunque algunas he liado. Y cuando eso sucedía, si había otros posibles responsables de alguna travesura, era más habitual que recayera sobre ellos la culpa que sobre mí. ¿Silvia liarla? Pero si es una niña buena y formal que saca buenas notas.
De las que me podría haber librado si no hubiera sido tan tonta de haber confesado.

Ahora me miro al espejo y veo que no ha cambiado mucho mi aspecto. Kilos de más y alguna arruguilla de expresión, pero sigo con la misma cara de buena y formal. Aunque a veces se me escape un ramalazo de gamberreo.

Entonces, ¿por qué me suceden las cosas que me suceden? ¿Qué clase de mensajes transmito a otros?

Lo comento porque ayer mismo, un taxista, sin venir al caso, trató de "venderme" las ventajas del intercambio de parejas. Yo miraba mi reflejo en el cristal de la ventanilla (me devolvía a alguien con mucho sueño) y me preguntaba, ¿por qué a mí? Misma pregunta que me hice cuando otro taxista empezó a hablarme de su pasado delictivo como traficante de cocaína y que si se metía no se cuantas lonchas al día. Que yo me esperaba que en el siguiente semáforo, se preparase unas sobre el salpicadero con total naturalidad...

Alguno puede pensar que los taxistas está solos y aburridos y le sueltan sus historias a cualquiera, pero es que me pasa en cualquier lado.

Aún recuerdo la cara de algunos viajeros del autobús cuando se sentó a mi lado un señor mayor y empezó a hablarme de las habilidades sexuales de las mulatas. O como conté hace un par de años, en una fiesta en la que había muchísima gente, un absoluto desconocido empezó a contarme las maravillas de la Dominación y la Sumisión en el terreno sexual. Por no hablar de los que me cuentan sus borracheras o sus cuelgues esperando mi complicidad.
¿Y mis queridos iluminados apocalípticos? Que no hay vez que no me pillen por banda (aunque haya otras mil personas en la calle) y me hablen del castigo a mis pecados. ¿Pero por qué a mí? ¿Cómo saben lo que peco? ¿Tendré en la frente escrito "pecadora irredenta"?

Me asombra observar las distorsiones que hay entre mi yo social y lo que sé que es mi yo real...

3 comentarios:

Fran dijo...

Veo que ya te funciona blogger. Borré el comentario del anterior artículo que me pediste que hiciera por ti, así que tendrás que hacerlo tú.
Respecto a éste, tienes cara de persona confiable, así que se te acercan para contarte cosas que quizás no contarían a otros. Lo de los iluminados, está claro: te tienen fichada :)

Turulato dijo...

Pues no se que decir, .. ¡pero me lo he pasado muy bien leyendo!

Anónimo dijo...

Yo creo que les confundes ,cuando te ven el piercing ese que llevas ahí!!