sábado, 18 de diciembre de 2010

Over the rainbow

- Está comenzando a llover. Vámonos a tomar algo.
- No, quedémonos aquí. Son sólo cuatro gotas. Y mira, aún hay sol. Quizás veamos un arcoiris.
- Venga, que nos podemos resfriar.
- No seas quejica - protestó ella sonriendo - Si te pones malito, yo te mimo. Pero, porfa, que me encantan los arcoiris.
- Mmm, no sé, no sé. Si sólo es luz refractada...
- Nooo. Es mucho más. Es seguir soñando, creer en lo increíble.
- ¿Entonces encontraré dos ollas con monedas de oro al final del arcoiris? - sonrió él - Creo que empiezan a gustarme.
- ¡Qué tonto eres! Sabes que no es eso. Eso no importa.
- Lo sé, pero te pones preciosa cuando te enfurruñas - él la abrazo por detrás - Mira, allí tienes tu arcoiris.
En el horizonte, el arco de colores se veía cada vez más nítidamente. Ellos permanecían abrazados, las manos juntas, contemplando el horizonte y sus sueños.
- Mira, ahora estoy aquí - ella se giró y le miró con dulzura - pero siempre estaré esperándote allí - dijo señalando el arcoiris.
- ¿Me lo prometes?
- Te doy mi palabra de honor. Y sabes que nunca la traiciono - ella se levantó de puntillas y le dio un beso, sellando el pacto que acababan de hacer entre ambos.

El sonido de las gotas de lluvia repiqueteando contra su ventana le despertaron de la siesta estival. Adormilado, con el sueño fresco en su memoria, se acercó a la ventana. A lo lejos, se podía ver brillar nítidamente los colores del arcoiris. Con el sabor del beso aún en los labios y el recuerdo de la promesa pasada, volvió a la cama vacía.

3 comentarios:

Turulato dijo...

Belleza...

Fran dijo...

Gracias por esta preciosidad.
Ah, ya he normalizado mi vida internetera.

Anónimo dijo...

Precioso ,emocionante,tierno....