miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cómo hemos cambiado

Gracias al "Feisbuk", además de a compañeros de la E.G.B. he encontrado a una compañera de la facultad a la que hacía al menos diez años que no veía.
Una de las cosas que me ha dicho ha sido "Te veo muuuuyyy formal con el pelo corto".
(Ella me conoció en una época juerguista, siempre de cachondeo, en la que solía estar con un cigarro en la boca y una copa en la mano).

Hace no mucho comentaba que no me reconocía, tal y como soy ahora, en la Silvia de hace unos años. Sí, hay una esencia que no cambia y que creo que me define, pero otras. (A modo de anécdota, mientras escribo voy dando pequeños sorbos a mi taza de té Pur-eh. Durante muchos años, me acercabas una infusión a menos de un metro y torcía el gesto en señal de asco).

La verdad es que me gusta el cambio. Hay cosas de mí que aún no me gustan, pero sólo es cuestión de cambiarlas con esfuerzo y paciencia.

Lo negativo de este cambio es que siento que mi camino diverge de personas a las que quiero. O ellos no han cambiado o sus cambios no se acoplan a los míos.
Y aunque persiste el cariño, sé (supongo que ellos también) que estas relaciones se agostarán, pues no crecen y sólo se basan en experiencias pasadas.

Quizás, dentro de unos años, nuestros caminos vuelvan a converger. O no y sonreiré al recordar batallitas y viejas amistades como hago ahora.

2 comentarios:

Fran dijo...

Yo no creo que hayas cambiado tanto. Esa esencia de la que hablas, prevalece (siempre lo ha hecho, aunque trates de camuflarlo). Simplemente ciertas circunstacias han cambiado y tú te has adaptado.

Creo que esos caminos que transitas ahora te llevarán a buen puerto y espero estar presente para verlo. Sobre los amigos que se alejan (o de los que te alejas) no puedes dejar que sean una rémora para ti (y me incluyo en el lote)

Un abrazo

Michelle dijo...

los cambios siempre tienen sus pro y sus contras, pero simplemente son impresindibles en nuestras vidas