viernes, 19 de septiembre de 2008

Estoy mayor...

Hace un momento estaba casi dormida frente al televisor. Hasta que en el intermedio escuché esto:



Y me despejé instantáneamente. ¿Pero qué mier... es eso? ¿Chapas en una consola?¿Qué será lo próximo? ¿La peonza? ¿Las canicas? ¿El churro, media manga, mangotero...?

Las chapas se juegan tirándote por el suelo, no sentada en el sofá. ¿Quién no ha jugado un partido de fútbol con chapas? ¿O ha escalado el Naranco de Bulnes? Yo le daba unas palizas tremendas a mi primo Toñín jugando al fútbol y como tenía mal perder (y yo un ganar cojonudo), acabábamos a tortas.

Antes de cada partido, preparaba mi equipo concienzudamente. Tenía su proceso artesanal de creación. Me gustaba tener todas las chapas del mismo refresco y mi manía eran las de Fanta de naranja. Las que tenían un pequeño bollo del abridor, las alisaba con paciencia y un canto rodado. Y después, tocaba la equipación. Como yo siempre he sido del Madrid, lo tenía fácil. Sólo cortar el folio y con un rotulador carioca morado, hacer las rayas en el hombro de la camiseta y con otro negro, poner el dorsal. Como portero, un buen tapón de casera que representara a Ochotorena, Agustín o posteriormente, Buyo, unas tizas para pintar el campo en la acera y un garbanzo como esférico. ¡¡Y a jugar!!

O también se podían echar carreras ciclistas. Primero, había que hacer el circuito sobre la arena, creando algunos montículos que fueran puertos de montaña. Después, los maillots para el líder y el premio de la montaña y, si no teníamos fotos de los corredores, el maillot de nuestro corredor. (A mí me gustaba mucho Bernard Hinault y sentía debilidad por Isidro Juárez (por ser de la tierra), aunque más tarde me hice del "Reynolds" de Angel Arroyo y Perico Delgado).

Y lo mejor es que a las chapas no se podía jugar sólo, había que socializar. Bajábamos toda la chiquillería a la calle y nos montábamos nuestra liga (con seis equipos del Real Madrid y ningún Barça). Protestábamos, nos reíamos, nos manchábamos y vivíamos.

Me parece un sinsentido lo de este juego, como supongo que le parecería a las generaciones anteriores ver que en vez de jugar al fútbol en la calle, se jugaba frente al televisor.

En fin, que estoy mayor...Aunque de vez en cuando, sigo jugando a las chapas, mientras enseño a mis sobrinos.

2 comentarios:

Fran dijo...

Yo disfruto ahora jugando y perdiendo a las chapas con Diego. No llegamos al control que tú tenías (asombrado me hallo) ni somos tan artesanales, más que nada por cierto regalo que nos hizo cierta rubia, pero disfrutamos igual.
Sí que es cierto, sobre todo en grandes ciudades, que se está cambiando ese socializar más callejero e imaginativo por consolas y demás cachivaches.
Silvia, que nos estamos haciendo mayores (aunque unos más que otras).
Un abrazo

Turulato dijo...

Mayor no. Estás ... ¿fuera?. Es que no se me ocurre otra cosa. Fuera de la mentalidad actual, que dominada por el miedo busca la vida sin esfuerzo.