viernes, 4 de julio de 2008

Tabboule a mi manera



Con el calor de estos últimos días, apetece comer productos ligeros que, al menos a mí, es lo que me pide el cuerpo. Y pasar poco tiempo entre los fogones, que dan calor.
Las ensaladas son de lo más socorrido en esta época. Mixta, de arroz, de verduras a la parrilla, de pasta, de fruta...Tibias o frías, da igual. Con mahonesa (de esas mejor poquitas), con limón, con vinagretas de mil tipos distintos...Admiten muchas variaciones, tantas como las que se le ocurra al cocinero de turno.

Este mediodía, al llegar del trabajo, sólo me apetecía comer algo fresco y ligero y no ponerme a sudar frente a los fogones.

Así que recurri a una variación de la Tabboulé, un plato tradicional en Oriente medio (Líbano, Jordania y Siria), refrescante y nutritivo. Normalmente suele prepararse con bulgur, pero como no tenía en este momento, he recurrido a la sémola, algo que se puede conseguir en casi cualquier supermercado y que apenas tarda cinco minutos en prepararse.

Ya que iba a ser algo más que un simple entrante, he añadido algunos ingredientes más a los habituales para que a media tarde, no me entrara ganas de comerme algún cliente, que no es bueno para el negocio.
Mientras dejaba que se enfriara la sémola, he picado muy finamente un tomate pelado y sin semillas (éstas no se tiran, que se pueden aprovechar para hacer una vinagreta de tomate o añadirlas al gazpacho o al salmorejo), una zanahoria, cebolleta, unas pasas, un par de dátiles, frutos del bosque secos y un queso de cabra fresco, parecido al Feta.

El aliño es algo muy característico del tabboulé. El limón, el perejil, la menta fresca y el aceite de oliva forman parte de él, así como algunas especias. En mi caso, añadí un poco de canela (poquita, que abre el apetito y yo eso no lo necesito), pimienta y comino.

El conjunto estaba delicioso y ha sido un almuerzo ligero y sano, culminado por unas buenas tajadas de melón y unas picotas.

Leí hace tiempo, en un libro de cocina árabe que tengo, que hay un acuerdo tácito entre los libaneses por el que se dice que los que no elaboran ni comen tabboule son irremediablemente sosos.
Yo os animo a probarlo, si no lo habéis hecho ya, por eso de que no digan que sóis unos soseras. Es un plato fácil de preparar, sano, ligero y muy sabroso.

5 comentarios:

Fran dijo...

Bueno, a mí en el Líbano no me podrán llamar soseras, que aunque no lo he preparado, lo he comido en algunas ocasiones.
¡Qué bien te cuidas!
Un beso

Turulato dijo...

¿La abada fia, co u orrito de aeite, e una enalada?

Silvia dijo...

¿Pero qué te han hecho en la boca para que no se te haya pasado aún? Ahora mismo, cualquier cosa fría, seguro que te sienta bien.
No entiendo muy bien la segunda palabra (¿cebada? ¿fabada?).
Un beso

Anónimo dijo...

Pues haber si dejo de ser una sosaina, porque suena bien... no sé si como dice turulato una fabada fria con aceite es una ensalada, pero en Barcelona probé "Empedrat", alubias blancas cocidas, tomate, pimiento rojo y verde y cebolla todo aliñado y está buenisimo.

Silvia dijo...

Lúcida, el Empedrat está delicioso. Una ensalada de garbanzos o lentejas.
Si te animas a probar la taboulé, la clave está en la abundante cantidad de perejil, que convierten a este sencillo plato, en una excelente dosis de vitamina C.
Y por más que digan los libaneses, no eres una sosaína.
Besos