domingo, 13 de julio de 2008

Insomnio

Noto como empiezan a dar botes sobre mi cama, pero me resisto a abrir los ojos. A ver si creyéndome dormida se calman...
Nada. No cuela. Recurren al viejo truco de hacerme cosquillas hasta que abro los ojos.

- ¿Tía, podemos comer ya tarta?
- No, Ainhoa, hay que esperar hasta la hora de comer - su expresión es de absoluta desilusión - Hay que soplar las velas primero. Y ahora a la cama, que la tía tiene sueño.
- Tía, quiero caooo - Aroa tira de mi mano para que me levante y le prepare el desayuno.
- Joo, que es muy pronto - protesto. Pero me levanto.

No tardan ni diez minutos, después de desayunar, en quedarse dormidos los tres en mi cama. Yo les miro con envidia, pues sé que lo de dormir tendrá que esperar a la noche. Y ya veremos en que condiciones.

Desde el jueves, son las fiestas de mi barrio y el "recinto ferial" está a menos de diez metros de mi ventana. Algunos de mis vecinos, han tenido que estar entrenándose, porque desde el martes no logro dormir antes de las cuatro de la madrugada, gracias a la banda sonora de borrachos, música latina y berridos varios. Y de hora de la siesta, nones. Porque entre el trabajo y las malditas pruebas de sonido para los conciertos...El viernes actuó King África y cuando oí berrear por tercera vez un ¡¡Booooombaaaa!!, ya estaba buscando yo en google como fabricar una casera y mandarlo a las estrellas. Que eso si que iba a ser el boom del verano.

Ayer decidí, visto que no iba a dormir de todos modos, irme por ahí.
Una cena tranquila amenizada con risas. No estuvieron todos los que me habría gustado, pero una de las parejas se ha divorciado, ahora procuran no coincidir y tocó elegir.
Más tarde, salvamos al mundo librándolo de unos cuántos mojitos malvados.

Nos recogimos no demasiado tarde que ya están mayores. Cuando el taxi me dejó en casa, tenía la plaza que hay enfrente de mi portal llenita de borrachos dando guerra. Genial, pensé.
Al final, presa del agotamiento, acabé durmiendo. Y a eso de las seis, me desperté sobresaltada por el silencio. Ni borrachos, ni coches, ni siquiera el ruido del autobus. Nada. Silencio. ¿Los habrían abducido?. Dí las gracias a mis salvadores de otro planeta, me dí media vuelta y a dormir.

Je, je, je. Dormir...
Tengo que hablar con el cura de mi barrio, a ver si cambia el temporizador del campanario. Porque las campanas sonando un domingo a las siete de la mañana, tiene que ser pecado mortal. Y si no lo es, incita a la comisión de varios pecados.

Creo que me voy a preparar un café porque va a ser una jornada muy larga y ya estoy mayor para estos trotes.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

por lo menos te queda libertad para sentarte y escribir, ya es algo

Turulato dijo...

¿Tú mayor?. ¡Pero si estás empezando!.

Oshidori dijo...

¿Habrán sido los de Cúlpito?
Turu, ¿la sustracción de badajos de campana está contemplada por el Código Penal?
Besicos

Silvia dijo...

Amor y libertad, es que he cogido una soltura escribiendo con niñas subidas en la chepa...

Turu, sí, mayor para ciertas cosas. Para otras, una cría. Ni cuando era adolescente salía con el objetivo de emborracharme, sino para pasármelo bien. Y la verdad, acabar convirtiéndome en la niña del exorcista no me resulta nada divertido.

Oshi, si hubieran sido los de Cúlpito no me habrían dejado dormir por otra clase de gritos. Y no me subo yo al campanario ni borracha, que además tiene cigüeñas y seguro que están ahí para vigilar ante posibles actos vandálicos.

Besos

Fran dijo...

¡Qué buena estuvo la cena! Y no lo digo por la calidad de la comida.
Hay un algo que no tienes claro, Silvia. Quién celebra el cumpleaños es quién recibe regalos y al que se mima y contempla. Y no quien regala, mima y contempla a los que están cerca.
Pero gracias a tu confusión de conceptos, disfrutamos como enanos.
Un abrazo muy fuerte, pureta

Silvia dijo...

Un poco pureta estoy para ciertas cosas, pero siempre hay quién está más pureta que yo, ¿verdad?
Y ya sabes que alma de hobbit y de mamá Noel tengo...
Un abrazo, chinajo