domingo, 29 de julio de 2007

Tres sombreros de copa

DIONISIO.- ¡Pero esto es tirar la casa por la ventana, don Rosario!. Hace siete años que vengo a este hotel y cada año encuentro una nueva mejora. Primero quitó usted las moscas de la cocina y se las llevó al comedor. Después las quitó usted del comedor y se las llevó a la sala. Y otro día las sacó usted de la sala y se las llevó de paseo, al campo, en donde, por fin, las pudo usted dar esquinazo... ¡Fue magnífico! Luego puso usted la calefacción. Después suprimió usted aquella carne de membrillo que hacía su hija... Ahora el teléfono... De una fonda de segundo orden ha hecho usted un hotel confortable... Y los precios siguen siendo económicos... ¡Esto supone la ruina, don Rosario!.

DON ROSARIO.- Ya me conoce usted, don Dionisio. No lo puedo remediar. Soy así. Todo me parece poco para mis huéspedes de mi alma...

DIONISIO.- Pero, sin embargo, exagera usted... No está bien que cuando hace frío nos meta usted botellas de agua caliente en la cama; ni que cuando estamos constipados se acueste usted con nosotros para darnos más calor y sudar; ni que nos dé usted besos cuando nos marchamos de viaje. No está bien tampoco que, cuando un huésped esté desvelado, entre usted en la alcoba con su cornetín de pistón e interprete romanzas de su época, hasta coonseguir que se quede dormidito... ¡Es ya demasiada bondad...! ¡Abusan de usted...!

DON ROSARIO.- Pobrecillos...Déjelos..., casi todos los que vienen aquí son viajantes, empleados, artistas... Hombres solos... Hombres sin madre...Y yo quiero ser un padre para todos, ya que no lo pude ser para mi pobre niño...
¡Aquel niño mío que se ahogó en un pozo!

DON DIONISIO.- Vamos, don Rosario... No piense usted en eso...

DON ROSARIO.- Usted ya conoce la historia de ese pobre niño que se ahogó en el pozo...

DIONISIO.- Sí. La sé. Su niño se asomó al pozo para coger una rana... Y el niño se cayó. Hizo "¡pin!", y acabó todo.

DON ROSARIO.- Esa es la historia, don Dionisio. Hizo "¡pin!", y acabó todo.



Se suponia que los de ciencias no podíamos ir a esa excursión que organizaron en mi instituto para ir al teatro a ver "Tres sombreros de copa" en el Teatro Español.
Pero por suerte para mí, yo siempre me llevé muy bien con los profesores de letras de mi instituto y siempre había un huequito para que yo pudiera ir a ver las obras con ellos. Con esta obra tuve suerte y no fui una, sino dos veces a verla.
En la primera representación, Manuel Galiana sustituía a Luis Merlo en el papel de Dionisio. Y en la segunda ocasión, pude ver por fin a Luis Merlo. No recuerdo quien interpretaba a don Rosario o a Paula (aunque si busco, seguro que anda por casa todavía el programa) que son mis dos personajes favoritos.

Hoy, gracias a la iniciativa Libros a la calle, he recordado esa escapada al teatro y las emociones que despierta esta obra cada vez que la veo/leo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Deliciosa comedia para ver y representar.
Gracias por el fragmento que tantos buenos recuerdos me ha traído.
(¡Pin! Y se acabó.)

Anónimo dijo...

¿Por qué en mi instituto no nos llevaban al teatro? De hecho, pocas excursiones recuerdo yo. Ni viaje de fin de estudios ni ná de ná.
Yo leí la obra hace mucho tiempo y casi no la recuerdo, ¿me la recomiendan ustedes?
Un abrazo

Silvia dijo...

Siempre que veo/leo esta obra acabo con una sonrisa en los labios y lágrimas en los ojos. Me parece muy tierna...

Fran, en mi colegio primero y en mi instituto después, nos movíamos bastante. Y lo del viaje de fin de estudios, lo tuvimos porque algunos nos empeñamos y nos lo curramos.
Es altamente recomendable. Miraré entre mis cd's y dvd's que me suena que tenía algunas obras de teatro de Estudio 1 por ahí y puede que esta esté entre ellas.

Besos

Anónimo dijo...

Te la recomiendo, Fran, porque pasarás un rato muy entretenido y agradable.
¿¿¿Tienes Estudios 1, Eloryn??? Usted y yo tenemos que hablar, joven.

Anónimo dijo...

De vez en cuando, de tarde en tarde, los bibliotecarios tornamos esa imagen de sargentos para hacer cositas bien y en vez de amargar la vida al usuario, hacerles que sonrian.
Me gusta mucho la campaña "libros a la calle", es una grandísima idea.
Y encuanto a esta obra... jejejeje, cada vez que la recuerdo me río.

Besos

Silvia dijo...

¡¡¡Uy, uy, uy lo que ha dicho Dianora!!!
No digas esas cosas de los bibliotecarios, que tú y yo tenemos un disgusto :-P.
Estuve al cargo de la biblioteca de mi cole una temporada, aprobé las matemáticas de COU gracias a la ayuda de Jose, el bibliotecario de mi barrio; siempre que he necesitado algún libro, Carmen, la bibliotecaria, ha procurado conseguírmelos...
A mí los bibliotecarios me han hecho sonreír muchísimas veces, porque gracias a sus recomendaciones he descubierto libros maravillosos :-).

Besos

Anónimo dijo...

Oshidori, tomo nota de la recomendación para estas vacaciones.

Silvia, ¿no la tendrás tú? Y ya que tienes obras de teatro y si no es mucho abusar, ¿podemos hablar tú y yo también? Jejeje

Un abrazo