lunes, 23 de julio de 2007

Tan grande y tan gansa

Primero fueron las fiestas de mi barrio y el fin de semana "friski" . Después llegó mi cumpleaños, una escapada relámpago a Burgos y mucha fiesta en el cuerpo. Y entre semana, un aderezado de calores y estrés, que no favorecieron en exceso que yo durmiera.

Así que me dije a mí misma "De este fin de semana no pasa. Ya se puede quemar la oficina que me lo tomo de relax". Pero me lo tuve que decir muy bajito y no lo oí muy bien, porque el sábado estaba a las 8 de la mañana en la oficina y salí media hora más tarde de lo habitual. Pero al salir de trabajar, inasequible al desaliento, volví a decirme "Nada, perdono la comida y me echo una siesta..." . Ya pedí cita en el otorrino para ver porque oigo tan mal...

De siesta "ná de ná" pero fue porque me llamó un amigo y nos fuimos juntos a un SPA. Los SPA y que me den masajes, son dos cosas que además de gustarme muchísimo, me relajan enormemente. Cada vez que he ido de crucero, de las primeras cosas que he hecho ha sido ir a ver el SPA y la "carta de masajes". Y en los viajes de trabajo, como el hotel tenga SPA, intento exprimir el tiempo para acabar en remojo en el jacuzzi o tumbada en la camilla de masajes (Si no lo habéis probado y podéis, os recomiendo el masaje a cuatro manos o que probéis un masaje con piedras calientes).

El masaje de una hora estuvo genial, aunque no logré relajarme del todo. Y es que tenía yo un cachondeo y una alegría en el cuerpo que no facilitaban mucho la relajación. Y para rematar, la sala de relajación...En otros SPA, hay hamacas o camillas y música y luces suaves que hacen que acabe dormida como un bebé. Pero en este, en vez de hamacas había una fila de cuatro camas de aguas seguidas.

La sala vacía. Sólo las luces cambiando de color en el techo y la música suave. Me tumbé en bañador en una de las camas. La sensación de estar flotando era muy placentera, como unas cosquillas suaves y empecé a sonreír. Mirada al techo buscando relajarme. Nada. Mirada al resto de camas vacías a mi lado. Sonrisa más amplia. Volví a mirar al techo, dubitativa. Sabía por el cartel de la entrada, que se grababa en el interior de esa sala...
¿Nunca os habéis tirado por una cuesta llena de hierba rodando sobre vosotros mismos? Pues yo cambié la cuesta llena de hierba por cuatro camas de agua. ¡¡Qué divertido!!. (Para no variar, me pillaron haciendo el ganso).

No hice casi nada de lo que tenía planeado para este fin de semana, pero la verdad es que necesitaba una desconexión como ésta.

4 comentarios:

Mar dijo...

No tengo SPa pero tengo masajista y es un placer/necesidad de la que ya no puedo prescindir. Y lo de la cama de agua ya me lo habían comentado ya... (no lo tuyo y tus juegos jejejej) y tengo unas ganas de probarloooo
Besoss

Anónimo dijo...

¿Masaje a cuatro manos? ¡Yo quiero!
A mí como a Tha se me ocurren otras cosas con una cama de agua, no ponerme a dar vueltas. Esta juventud...
Y ahora, que estoy practicando la sección cotilleos para cuando sea marujo, ¿quién es ese amigo?
Besos

Silvia dijo...

A mí también se me ocurrió usar la cama de agua para otras cosas. De hecho, busqué un hotel en Madrid que la tuviera y el que encontré vale 425 euros por una noche de fin de semana.
Ni de coña...que seguro que luego es incómoda, como las camas esas con colchones antiguos de lana, en los que te hundes (y acabas clavándote un muelle en las posaderas).
Mejor una habitación con cama tradicional y a echarle imaginación al asunto, que seguro que es más divertido que la cama de agua (aunque un buen jacuzzi es un extra muy interesante).

Fran, mi amigo y yo tenemos varias cosas en común, pero quizás la que más destaque es que a ambos nos gustan mucho los hombres. ¿Respondida tu pregunta, cotillo?

Besos

Anónimo dijo...

Confieso que me hubieran pillado como a ti rodando de cama en cama... (gamberros que somos, Virgen Santa). Esa "sordera" tuya está muy bien, manda a paseo la cita con el otorrino.
Besicos