lunes, 7 de mayo de 2007

Pintores de Atzlan

Este sábado pasé la tarde estudiando en la biblioteca de la Casa Encendida. La sala de lectura no es muy grande, pero las sillas no son incómodas, la luz es adecuada y además, el sitio es genial. Porque te tomas un descanso en los estudios y puedes ir, por ejemplo, a la sala de internet (gratuita para los clientes de CajaMadrid y para los estudiantes) a consultar algún dato o simplemente a escuchar música. O bajarte a la tienda de Comercio Justo que hay y echar un vistazo a la mercancia. Ver una obra de teatro o un concierto al salir (si consigues entradas). O como hice yo este sábado, visitar alguna de las exposiciones que hay.

La que yo ví en cuestión se llama "Pintores de Atzlan" y es una muestra de cultura chicana.
Al ver los cuadros, lo primero que sentí es como si me trasladara de repente a alguno de los suburbios de una ciudad como Los Angeles, con los muros pintados y otros cubiertos de grafittis, el olor a tamales o enchiladas, el sonido del rap mezclado con los corridos mexicanos y tíos cubiertos de tatuajes sentados sobres sus coches (una que ha visto muchas películas...).

Después de esta primera impresión tan cinematográfica, me dediqué a ver los cuadros. Todos me resultaron llamativos, bien por el color o por la mezcla de elementos algo discordes (en uno de los cuadros, había un soldado español vestido con la armadura de los tercios, llevaba un rifle de asalto) y me gustaron especialmente los de George Yepes.

La Dolorosa - George Yepes
Acrílico sobre lienzo - 2.000


Lo primero en lo que me fijé fue en el escote de la Virgen. Las vírgenes que suelo ver en las iglesias no suelen lucir ese escote "palabra de honor" y esta es hasta sexy. Pero al poco otra cosa llamó mi atención: las entrañas abiertas (que en esta foto no se aprecian bien) de la Virgen. Hay dolor, pero también ofrecimiento, como si nos dijera "os entrego al fruto de mis entrañas para que os ayude" y al mismo tiempo, la mirada apartada del espectador, en un gesto de dolor al ver el sufrimiento de su Hijo. Porque, al fin y al cabo, es una madre.



Lady of the Butterflies - George Yepes
Acrílico sobre lienzo - 2.006

El siguiente cuadro de Yepes en el que me fijé fue este otro, casi gemelo de uno que representaba a la Virgen. ¡Qué mujer más guapa! Me encantan sus ojos, mezcla de serenidad, dulzura y tristeza.Y ese tocado de mariposas y flores, tan delicado...contrastando con el collar. Una viuda negra, las serpientes dispuestas a atacar y esa cavidad torácica, esternón y costillas al aire...

Me imaginaba que esa mezcla tenía algo que ver con la pervivencia de ciertas tradiciones aztecas en la cultura popular mexicana. Tiempo ha, leí algo sobre mitología azteca y recordaba que había una diosa relacionada con las mariposas (y en particular, con las polillas). Así que volví a la sala de internet, recurrí a San Google y encontré referencias a Xochiquétzal y a Itzpapálotl. Entre esas dos diosas, estaba mi cuadro. Porque a ambas se las iguala con Tlazoltéol y a esa diosa, se la relacionaba con la eliminación del pecado. Y según la mitología cristiana, ¿no es eso, al fin y al cabo, lo que hace Jesús, hijo de María?

Bueno, que no os aburro más con mis idas de olla. Si alguno pasa por Madrid antes del día 17 de junio y tiene un ratillo libre, que se acerque a la exposición que es interesante.

4 comentarios:

Turulato dijo...

Las mujeres de Yeyes son eso, mujeres. ¿O es qué para ser virgen hay que dejar de serlo?.
Y sí hay algo que os caracteriza como tales es el gesto y la mirada. A mi corto entender, en la mirada está la feminidad. Por eso me sorprende siempre como se oculta..

La Dolorosa es pasión. Doble pasión; física, pues su gesto la irradia -fijémonos en como la vive la carne y la sangre del cuello-, y vital, pues naciendo de la entraña profunda e íntima, se expande sin límite.

Diría que el artista crea a la mujer partiendo de sus ojos...

Como suele ocurrir, discrepo; tristeza si, pero no aprecio ní serenidad ní dulzura en la mirada de la Señora de las Mariposas; creo que refleja sus heridas, cierta desconfianza y ningún aprecio por aquello que contempla. Hasta noto cierto desprecio...

En fin. Un simple punto de vista. Distinto. El tuyo, tierno; el mío..

Anónimo dijo...

Algún día me tienes que explicar como pliegas el tiempo para poder hacer tantas cosas. Que a mí los fines de semana no me rinden tanto y yo ya no trabajo los sábados.

Turulato, si en las iglesias hubiera más vírgenes así, más de uno y de dos se convertiría en un fiel devoto de misa diaria.

La mirada de la Señora de las Mariposas es una mezcla de las miradas que describís ambos. Tristeza como ambos decís. Más que desprecio o indiferencia es lejanía como si la hubieran pillado sumida en sus pensamientos.
Y sí, hay serenidad. Alcanzada a fuerza de aceptar esas heridas de las que habla Turu.
Aunque me estoy dando cuenta de que quizás no hable sólo del cuadro...

Un abrazo

Anónimo dijo...

La Dolorosa es contemporánea, madre de un hijo con el que podríamos habernos cruzado camino del Corte Inglés como cualquier víctima anónima de la muerte. Desgarro del alma.
Con la Señora de las Mariposas discrepo de vosotros. Su mirada es dura, está perdida en un horizonte de dolor. Le aprecio un aire de cierto cinismo, incluso de alguien que calcula una venganza inexorable. La han herido.
Lo que me encanta, de verdad, es que se reúnan aquí tantos puntos de vista.
Gracias, Elo, por este regalo de miradas y sentimientos.

Silvia dijo...

Turu, hay veces en que ocultamos la mirada por miedo a que nos dañen. Pero en otras muchas ocasiones, son otros los que apartan su mirada de la nuestra.

Fran, lo de plegar el tiempo es fácil: dormir poco y tener ilusión por lo que haces, para que el cansancio no te venza. Si hablabas de lo que creo que hablabas, sabes que no le gustan las serpientes.

No, Oshi, a mí no me des las gracias, pues debería ser yo la que lo hiciera con los tres por compartir vuestros puntos de vista y sentimientos.

Me gustaría veros a los tres contemplando el cuadro. Tiene que ser muy interesante...

Muchos besos