viernes, 3 de marzo de 2006

¿Enemigo?

Hoy coincidí con una persona a la que hace muchos años que no veía y con la que tuve un agrio enfrentamiento (bueno, para mí no fue tan agrio, gané y yo tengo un ganar estupendo). Yo pensaba que ya lo habría olvidado, pero parece ser que aún le 'pica' y todo ofendido, se retiró en cuánto me vió aparecer.
Es un hombre que trata a la gente más joven que él como a imbéciles (y una cosa es que no tengas la experiencia y otra que no tengas inteligencia) y si eres mujer, ya ni te cuento. Así que supongo que le dañaría su ego, el perder en público por culpa de 'la niña' (como él siempre me llamaba) un cargo al que estaba tan apegado y del que tanto abusó.
Después del encuentro con este hombre y de regreso a casa, pensé en el tema de los enemigos.
¿Me considero realmente enemiga de alguien? Sé que soy enemiga de ciertas actitudes, pero por lo general, he tenido suerte con las personas con las que he coincidido y no suelen darse esas actitudes (y si se han dado, lo más normal es que acabemos como el 'Rosario de la Aurora'). Hay gente que me cae muy mal, pero de ahí a desearles o hacerles algún mal (bueno, en caliente sí que lo he deseado) va un abismo.
¿Tengo enemigos? Si me atengo a la definición de la RAE (Persona que tiene mala voluntad a otra y le desea o hace mal), sí, tengo unos cuanto, aunque no es algo que me preocupe demasiado, porque creo que han sido cosas puntuales provocadas por malentendidos y desencuentros.
Aunque claro, después de ver la reacción de ese hombre hoy, quizás tenga por ahí algún enemigo (al que yo no considere como tal) que me la tenga jurada. Bueno, es algo que no me quita el sueño y si es así, ya me enfrentaré a ello si se da.

2 comentarios:

Turulato dijo...

Va a opinar "el abuelo Cebolleta".. ¡temblad!.
En esta vida nos relacionamos con innumerables personas y de maneras, y con intensidades, muy diferentes.
Pretender que el resultado sea siempre igual y, además, amable, suave, de buen talante,..., no sólo es irreal sino que es monstruoso.
Y es así porque para alcanzar ese resultado habría que reducir los seres humanos, inexplicables en su esencia sin su maravillosa y distinta individualidad, a un solo ser-prototipo, uniforme, monótono, inhumano.
Sólo así se evitaría el roce que proporciona la diversidad. Sólo así desaparecería la Libertad, pues no hay nada más opuesto a ella que la Uniformidad Absoluta.

Lo malo, lejana amiga, no es enfrentarse con álguien sino que lo hagamos por hacer daño. Un besazo

Silvia dijo...

¿Temblad? A mí me gusta escuchar 'batallitas' así que aquí tiene audiencia. Y no le acabo de ver yo a usted como al 'abuelo Cebolleta', no señor. Gracias por sus reflexiones.
Un besazo