martes, 14 de diciembre de 2004

Fantasmas

Ayer hablaba con una buena amiga de esos fantasmas de nuestro pasado, que de vez en cuando reaparecen para amargarnos la existencia. Y yo, me vanagloriaba de que iba eliminando algunos poquito a poco y de que estaba limpiando el armario de esqueletos.
Pero los hados se han burlado de mí y hoy reapareció uno de esos fantasmas, listo para darme un par de capones para que agachara la cabeza. La sonrisa que tenía a primera hora de la mañana, se tornó en un apretar los dientes (lo que ha aumentado mi dolor de muelas) para que no se me saltaran las lágrimas en público.
Y después de estar el resto de la mañana dándole vueltas al asunto (que eso se me da de un bien...), sólo el bueno de Mozart ha logrado animarme un poco (y es que el Catálogo de Leporello, me trae muy buenos recuerdos).
Ahora todo vuelve a estar en calma e incluso, me siento mejor conmigo misma. Hace no mucho tiempo, habría estado durante días fastidiada, dándole vueltas al asunto y autoinculpándome sólo para no reconocer que esa persona es así y que por mucho que lo desee, no va a cambiar.
Y claro que me habría gustado que las cosas fueran distintas...pero bueno, quizás en otra vida...

2 comentarios:

Haiduc dijo...

Ni siquiera Dios puede cambiar el pasado. Tanquiliza más pensar que al menos en parte, podemos ser dueños de nuestro futuro.

Un beso desde el bosque.

Silvia dijo...

Me costó mucho tiempo y muchos quebraderos de cabeza, dejar de darle vueltas a ciertas cosas del pasado, pero creo que casi lo tengo superado. Y es que tanto mirar hacia atrás, no me dejaba ver el camino tan maravilloso que queda por delante